Me alejaré y dejarás de besarme. Tus dientes se irán cayendo uno a uno, mientras yo me voy arrancando tus recuerdos. Vas a querer correr muy rápido y tus latidos se harán lentos. No podrás alcanzarme y yo jamás podré volver a mirarte.
Serán de esos pequeños hechos casi imposibles que se borrarán con el agua del tiempo.
Respirarás. ¿Qué otra cosa puedes hacer? Ya no quedará nada.
Respirarás. ¿Qué otra cosa puedes hacer? Ya no quedará nada.
Encontrarás mi ropa rota al pie de tu cama pues yo podré caminar desnudo bajo una sombrilla, siendo invisible ante la gente. Nadie me verá, nadie más que aquel par de personas que se atrevan a abrir sus ojos. Pero tú, te quedarás ciego. ¿O es que no lo estás ya? Te sangrarán las pupilas al intentar mirar la silueta del amor desvanecido que jamás volverá.
Dolerá.
Asfixiará.
Si sobrevives o no dependerá de ti y de qué tanto aprendas a acariciar. ¿Estás listo? Ahora te voy a dar un abrazo y te daré la llave del único lugar en el que me podrás guardar; el olvido.
Dolerá.
Asfixiará.
Si sobrevives o no dependerá de ti y de qué tanto aprendas a acariciar. ¿Estás listo? Ahora te voy a dar un abrazo y te daré la llave del único lugar en el que me podrás guardar; el olvido.