lunes, marzo 18

Sueños para llevar

Un adiós que duela
Me alejaré y dejarás de besarme. Tus dientes se irán cayendo uno a uno, mientras yo me voy arrancando tus recuerdos. Vas a querer correr muy rápido y tus latidos se harán lentos. No podrás alcanzarme y yo jamás podré volver a mirarte.
Serán de esos pequeños hechos casi imposibles que se borrarán con el agua del tiempo.
Respirarás. ¿Qué otra cosa puedes hacer? Ya no quedará nada.
Encontrarás mi ropa rota al pie de tu cama pues yo podré caminar desnudo bajo una sombrilla, siendo invisible ante la gente. Nadie me verá, nadie más que aquel par de personas que se atrevan a abrir sus ojos. Pero tú, te quedarás ciego. ¿O es que no lo estás ya? Te sangrarán las pupilas al intentar mirar la silueta del amor desvanecido que jamás volverá.
Dolerá.
Asfixiará.
Si sobrevives o no dependerá de ti y de qué tanto aprendas a acariciar. ¿Estás listo? Ahora te voy a dar un abrazo y te daré la llave del único lugar en el que me podrás guardar; el olvido.


Tomado de Solo un recuerdo http://perfecta-imperfexion.blogspot.mx/2012/02/me-alejo.html

martes, marzo 5

Sueños para llevar

Cosas.

Yo no pienso cosas que no son, precisamente por eso estoy donde estoy, porque pienso lo que es. Fuera de asustarme al ver un poco la sombra de mis lentes cuando quieren empañarse, siento alivio: estoy vivo.

Un día prometí no volver a pasar por lo mismo, efectivamente, no eres lo mismo, pero ¡ah! como se siente igual este nudo. Podrá ser corta mi edad, pero todos los desenlaces, capítulos truncos, paréntesis sin cerrar y párrafos sin punto y aparte, tienen el mismo sabor… saben a mí, sí, desvelado, leyendo y escribiendo para ventilar mi propia mente.

Todo esto me hace pensar que tal vez no sea una persona normal, bueno, el tiempo para mí, tal vez sea relativo, vivo en un desfase constante: amo primero, quiero después, extraño siempre y olvido nunca.