martes, enero 28

Sueños para llevar

Hombre que es hombre.

Ahí va uno, buscándole camino a lo imposible.

Aquí está uno, tan mortal como siempre, tan humano como nunca. Con las alas bien puestas dependiendo de la dieta. Allá está el, tan seguro de nada y tan preciso de todo. Enseguida atrapa mi atención. Y es que un hombre que sabe ser hombre, siempre es digno de prestarle toda la atención posible. Puedo comenzar por decirles que el era todos los hombres. No había nadie más. También, puedo decirles que un error más y casi juro que era divino. Sin duda alguna, estoy seguro que el fue hecho para que, un simple y tonto hombre como yo, le amara y le admirara. También estoy seguro que nunca antes me había sentido tan seguro.

De esas sonrisas que colorean cualquier nube; de esas manos que cuando las tocas, son como si tocaras todos los orígenes; de esas miradas que son placenteras perderte en ellas; de esas hombres que sabes ser hombres. Así, pero mejor.

Allá va y viene, con sus miedos bien sujetados en sus perforaciones; con su porte al caminar que enamoraría a cualquier poeta. Este poeta. Y en esta mesa, de este viejo café, estoy yo viéndolo ser hombre, ser belleza, ser todo. No sé si invitarle un café o invitarle mi vida.
Y es que no hay nada más peligroso que un hombre que sabe cómo ser hombre. Nada más peligroso que todas las ciudades que quieras visitar, las encuentres en su cuerpo. Nada más peligroso que sepa cómo sonreír.

Vi a un hombre lleno de errores; digno de llamarse hombre.

Lleno de cicatrices; digno de llamarse bello.

Lleno de todo ¿cómo no amarle?

Es cierto que existe el cielo, lo comprobé al mirarle las líneas que dibujaban su sonrisa. No miento.

Lo más triste de todo es que nunca me le acerqué. Tengo visitando el mismo café, a la misma hora, con el mismo sentimiento y con las mismas ganas, por si algún día decido invitarle más que un café.

Y ahí van dos, haciendo de lo imposible algo posible.

3 comentarios:

  1. Visceral, tierno y delicioso.

    Gran blog, saludos desde la tierra del peyote.

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  2. Precioso, certero y me siento muuuuuy identificado... Al menos con una parte de mí, creo que ahora mismo le invitaría a ese café y si se porta mal... ¡se lo echo por encima! XD

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