viernes, septiembre 28

Punto positivo


No tengo cambio.

    Hace unos días escuchaba a un angustiado señor pedir cambio a un billete de alta denominación, de lo cual no obtenía respuesta, así que estando yo cerca, me hizo la gran pregunta —¿Tendrá usted que me lo cambie?— , a lo que respondí: —No tengo cambio.— Y ahí, justo ahí comenzó a rodar esta bola de nieve que hasta ayer, tocó el suelo y se desmoronó para volverse agua, clara y limpia agua.
    BLOG7Y es que, si bien nunca había escrito algo tan personal, hoy me desnudo un poco para contarles cómo llevo el día que ustedes también viven una y otra vez. El día que se disfraza y se convierte, que se voltea y se extiende; como bien dije antes, esa bola de nieve que crece y crece conforme rueda hacia abajo.
    Todo empezó con preguntas y más preguntas que no me podía contestar, que se amontonaban junto a la ropa sucia que no termino de lavar, que empieza a despedir un olor a pasado y un poco a futuro como queriéndose responder. Como queriéndose lavar. Cuestiones que me hacían querer cambiar, que me retaban a construir un día que, si bien nunca había visto, en ese momento se asomaba en mi vida. Se desdoblada poco a poco, y se alineaba a mi vista. Y yo, como todo ser humano: necio; comenzaba a levantar prendas de motivación sin dejar de arrastrar la cobija por detrás. Esta vida se empezaba a limpiar, el olor ya no era de desidia, tenía más bien notas de salvación y hojas que reverdecen. Todo es un paso que puede medir kilómetros y a veces un solo respiro, profundo y rotundo. Uno solo.
    Pero volviendo al comienzo, a esa pregunta que respondí, y al fin de tantas batallas, también me contesté:
    —¿No tengo cambio?
    —Por supuesto que tengo. Tengo suelto, ando suelto; de ahora en adelante me voy a buscar en todas las bolsas, en las más profundas, en las que el insomnio me deja bajo los ojos; en las bolsas que me sirven para no abanicarme al borde del vómito. En las bolsas de basura que saco al final del día con esperanza de que alguien se las lleve.
    Y ahora, la próxima vez que escuche a alguien contestarle a otra persona: “Híjole, no tengo cambio”, sonreiré y me daré la vuelta.

    No hay comentarios:

    Publicar un comentario