viernes, febrero 17

Punto Positivo


El secreto de las neuronas espejo


La gente te escucha según el nivel desde el que hablas". Líderes como Gandhi, Churchill, Martin Luther King y, valga el mal ejemplo, Hitler, conocían esta verdad. Sabían que un discurso racional no llega, no emociona, no penetra a su público; en cambio, la pasión contagia, el entusiasmo contagia, el deseo genuino de hacer un mundo mejor es lo que convence. Intuir esta realidad es lo que a ellos los hizo líderes.
La única forma de mover a las personas es hablar con el corazón. ¡Ah!, si sólo nuestros políticos lo supieran. Si por un momento salieran de su visión tubular cuyo único fin es llegar al poder, y tocaran el alma de la gente a quien tanto coquetean para conseguir un voto, entonces otro sería nuestro escenario actual.
Si quienes están en la esfera del poder respondieran a las preguntas con honestidad y no se salieran por la tangente como es la práctica común, creyendo que los territorios comunes nos hipnotizan, quizá lograrían más de lo que imaginan. Lo cierto es que su discurso es tan vacío que al escucharlos nos quedamos con cara de what?
Si sólo supieran que las emociones son tan contagiosas como la influenza; que éstas escapan por cada poro de la piel, que están escritas en todo el cuerpo y en los gestos de la cara como en la sonrisa, la mirada, y en la manera de conducirse y mover el cuerpo. Eso es lo que la gente vemos en ellos cuando los miramos y también es lo más visible cuando tú y yo intentamos comunicarnos.
Observa, cuando estás feliz los que te rodean se sienten felices también; y de la misma manera cuando te sientes triste. Igualmente las emociones de quienes están a nuestro lado se nos contagian. Somos transmisores y emisores de emociones a la vez. ¿Por qué?
En el cerebro tenemos un sistema de células conocidas como Sistema de Neuronas Espejo (sne). La palabra "espejo" obedece a que estas células espejean lo que vemos en el otro.
Es así que al ver una sonrisa genuina, las neuronas espejo envían una señal a los músculos faciales para copiar la misma sonrisa. Pero no sólo eso, además, las sne también incorporan circuitos emocionales, lo cual significa que sentimos las emociones que acompañan dichos gestos. Por lo que es importante tanto procurar la compañía que nos nutra como intentar ser nutritivos para los demás.
Los virus de la felicidad y la tristeza no se detienen ahí. Un asombroso estudio de la Universidad de Harvard muestra que estos estados de ánimo se extienden a través de las redes sociales. A decir de David R. Hamilton, autor del libro The Contagious Power of Thinking, "literalmente nadamos en un océano de corrientes emocionales sin darnos cuenta. A veces una ola nos sube y otras nos hunde. Es un fenómeno real que sucede a nuestro alrededor todo el tiempo".
De acuerdo con los estudios de Harvard, una persona que se siente feliz puede infectar a otros hasta en tres grados de separación. Es decir que sucede de manera similar a como funciona la teoría conocida como la de "los 6 grados de separación" que implica que cuando tú (1) conoces a alguien, ese alguien (2) conoce a otro (3), que conoce a otro (4), que a la vez conoce a etc., etc., que conoce a Bill Gates o al Dalai Lama, que se separan de ti por sólo 6 grados. Pues bien, la felicidad y la depresión se contagian hasta en tres grados. Aunque no conozcas al amigo de tu amigo, tu estado de ánimo le llega y el suyo te llega. Estudios científicos sólidos en este campo, muestran que vivimos en un mundo interconectado que nos impacta a todos.
Si sólo los políticos supieran este secreto, si hubiera alguno con la genuina pasión de buscar el bien de nuestro país, lo sentiríamos y tendríamos a un gran líder al que todos, sin duda, apoyaríamos.

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