viernes, octubre 14

Punto Positivo


Los Trolls

"Fueron tantas las críticas y los ataques que decidí cancelar mi cuenta de Twitter." Esto lo escuchamos cada vez con mayor frecuencia no sólo de celebridades internacionales, sino de gente común y corriente que se atreve a dar una opinión o expresarse a través de Internet.

Pitágoras decía que "sólo puedes tener la razón si estás a solas". En el momento en que nos expresamos ante otro, lo que era nuestra razón, se convierte en una opinión. Es el respeto de dos opiniones lo que lleva a la justicia.

Todo esto viene a cuento a raíz de este nuevo fenómeno con el que nos hemos topado los usuarios de la web y que se conoce como el de "los trolls".

¿Qué es un "troll"? De acuerdo con wikipedia, "es un temible miembro de una raza mítica antropomorfa del folclore escandinavo, que cambia de gigante diabólico a taimado salvaje; vive bajo tierra, en colinas o montículos y se inclina al rapto de infantes. Los trolls se encuentran en la literatura, el arte y la música nórdica de la época romántica".

Hoy agregaríamos que los trolls también habitan la red. Su papel es, bajo un alter ego, intimidar, desafiar, perjudicar, criticar, insultar y sacar de sus casillas a quien ponen en su mira. Esto vía el sarcasmo, la burla, la ironía o la mentira.

En la investigación que sobre los trolls se realizó por medio del Twitter, me enteré de que hay de dos tipos: los que por alguna oscura razón personal les gusta llevar a cabo este tipo de acoso y los que atacan bajo la dirección y el pago de un tercero. Generalmente están regidos por la maldad pura, como si no tuviéramos suficiente con la vida real que nos asalta de frente y sin máscaras. Lo cierto es que un troll cancela toda posibilidad de diálogo, porque no emite opiniones, sino sólo juicios.

Una de las opiniones más recibidas por Twitter sobre los trolls, fue que había que ser "tolerantes" con ellos. Pienso que detrás de esa palabra puede haber mucha soberbia, pues implica una mirada que, desde arriba, decide tolerar a los de abajo. No perdamos de vista que todos tenemos la capacidad de hacer el mal, está en nuestra naturaleza. El que alguien decida dar rienda suelta a su maldad es producto de un acto de conciencia, una decisión.

Karl Popper, sociólogo y filósofo de la ciencia, decía que formular una pregunta con la palabra "qué" nunca te llevará a nada. Lo mejor es preguntar "¿para qué?". ¿Para qué atacan los trolls?

Cuando una querida amiga –con presencia pública– me contó que dejó de atender un tiempo las redes sociales por la cantidad de insultos y críticas que recibía, le contesté que si bien es cierto que cualquier usuario está expuesto a ser "trolleado", quienes de alguna manera tienen visibilidad en los medios de comunicación, tienen un riesgo exponencial a ser atacados, pero que se aprende a vivir con ello.

Sí, la primera vez que te encuentras con un golpe bajo sin duda te lastima, te duele, porque el ego es muy frágil; sin embargo, si la crítica está bien fundamentada, puede servir de espejo para darte cuenta de algo que quizá te habías negado a ver. El reto es poder elevar el espíritu y desde ahí observar sin involucrarse.

Asimismo, en este mundo todo es interpretable; cada quien interpreta las cosas de manera diferente y crea un universo propio. Por eso se dice que tenemos el mundo que nos merecemos. Es decir, si yo me dedico a acabar con todos los árboles, propiciaré un desierto y dañaré mi propia existencia.

Por otro lado, existe una ley universal y permanente que es la de la causa y el efecto. Cuando la crítica se hace de mala fe, el pensamiento se torna una causa. Es decir, lo que pienso lo llevo a mi sentir, y entre más critique, más llamaré la crítica hacia mí. Los budistas a esto le llaman "karma".

¿Para qué trollean los trolls? Eso les toca responderlo a ellos.


vIDakUkú

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