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Heterosexuales, homosexuales o borrachos…

Los jóvenes universitarios que todavía no han logrado definir su sexualidad o identidad de género son más propensos al abuso del alcohol, de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Missouri. (Da click para ver el material original). 

Para este nuevo estudio, los investigadores monitorearon a más de 2.000 ingresantes universitarios, durante cuatro años. Cada otoño y primavera, los participantes eran encuestados sobre su identidad de género y su orientación y conducta sexual. La encuesta también indagaba sobre la frecuencia del consumo de alcohol, las razones para beber y las consecuencias negativas experimentadas como consecuencia del consumo.

Las conclusiones fueron contundentes: en aquellos jóvenes que no respondían a las categorías más definidas de la sexualidad (hétero u homo) la adicción al alcohol era más frecuente; y por adicción nos referimos al consumo sin control y la manifestación de síntomas de abstinencia.

“Los estudiantes homosexuales y heterosexuales bebieron aproximadamente la misma cantidad de alcohol, y expresaron que lo hacían para mejorar el disfrute de las situaciones sociales”, informó Amelia Talley, profesora en Ciencias Psicológicas de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Missouri. “Los otros, en tanto, tendían a reportar mayor abuso de alcohol, lo que puede deberse al proceso de estrés del desarrollo de la identidad sexual. Y una posible explicación es que las personas que no son completamente heterosexuales u homosexuales pueden sentirse estigmatizados por esos dos grupos”.

Por otro lado, el estudio arrojó que son los varones quienes experimentan mayor ansiedad acerca de su identidad sexual y no contemplan como alternativa viable la bisexualidad. Las mujeres, en cambio, tienen menos inconvenientes a la hora de reconocerse atraídas por el mismo sexo, sin considerarse a sí mismas como homosexuales. En la opinión de Talley, esta diferente actitud entre ambos géneros se debe a que “las mujeres son más propensas a ser representadas como objetos sexuales en nuestra cultura, por lo que también están más acostumbradas a evaluar el atractivo de otras mujeres”.