Sueños para llevar

Carta N° 7

Aquí los días siguen igual; el lunes ansioso a que el domingo se suicide para comenzar a joder a unos cuantos trabajadores, los miércoles dándose placer con alguno de tus recuerdos y los viernes intentando fornicar con los sábados. Todo sigue igual.

 

He ganado dos kilos y los he perdido con unas cuantas lágrimas; cada vez maldigo menos pero mi corazón se endurece más. Quisiera contarte de cuántos cuerpos han pasado por mis sábanas y cuántas lenguas han probado mis piernas, pero mi estúpida cama no me deja mentirte, aquí todo sigue igual.

Mi sonrisa de casting ya me sale a la perfección, los abrazos son cada vez más afectivos y mis fotos ganan ese trastornado estilo.

Igual, todo sigue igual.

Guardo por debajo de la cama mil setecientos cincuenta te amos por si algún día regresas; tengo una canción con una armonía perfecta para tus oídos y unos cuantos cigarrillos para las faltantes pláticas. Beso cada noche antes de dormir tus tres canciones favoritas y de vez en cuando comparto una que otra anécdota, pero has de saber…siempre en silencio; en silencio te amo mejor.

Sigo igual de chaparro y ese anillo que tanto odias aún lo conservo. Mis amigos siguen siendo los mismos y mi perro sigue comiendo igual. Aquí todo sigue igual. Los meses me siguen sabiendo a octubres, las estrellas a tu lunar y el café a tus impulsos.

   

¿Sabes qué? Te he mentido, hay una cosa que no sigue igual; cada día te quiero más.

Me dejaste una suma convertida en resta y una ecuación con límites.

Este soy yo, diciéndote que te quiero…de vuelta.