miércoles, marzo 23

Me alkilo para soñar...

Adagio.

Me reservo el derecho de hablar

…escuchar tu sonrisa con el viento
y en su follaje mecerse con mesura
cual si fuese pirotécnico secreto
ilumina las bastas llanuras
columpiándose de polo a polo
en equinoccio tu selenio

y espío tu incertidumbre
y tú me miras incierta
diurna y bella

y absorbo de la ubre
en tus pupilas,
halo de mi mundo ciego,
el fulgos
las tinieblas
trepidantes que me incitan
a poblar tu cuerpo yermo.

Pensando en voz baja
ausculto mis dedos a tus palmas
y al tacto de los pensamientos
derribas los monstruos del silencio
cuando nos escuchamos palpitar

degustando el sudor mudo
me inculpan los temblores en el pecho
y las pupilas abriéndose como pétalos
al universo
me aprisionan me embargan
los sentidos indefensos
me confinan a la eternidad
del anónimo preso
abrazado a su perpetua quimera.

Callados entre los segundos
a cuenta gota
respirar contigo es como morir
sin armas

atado sin coraza a ti
tus dedos me juzgan me interrogan

pensil de tus manos
tus ojos
tus poses
son tortura de deseos vanos

solo los trazos indivisibles
e imaginarios
estiban tu margen
como suplica y penitencia
de mis insuficientes brazos

diezmado del adagio
de tus ojos posados
interrogantes
tengo los labios callados
de tanto pensarte

y en sospecha
de mis malas intenciones
cabalgante decapitas
con indiferencia
el sepulcral silencio

y escucho tu menoscabo
murmullo
siento el aroma y la distancia
más infinita que nunca
y en grito insonoro
suplicante
lo confieso
te amo tan mendigo
tan culpable

y espías mi incertidumbre
y yo te miro incierto
furioso y cobarde
escapándote de esta faltriquera soledad
cuando ya no hablamos con el silencio
cuando ya no nos hurgamos pensamientos
sudores o temblores

tan lejos y tan cerca de la verdad
de la proximidad del sinfín
de los desorbitados cuerpos
tú solamente te alejas
sin interpretar las señales
sin escuchar mí ultimo deseo,

diurna y bella tú te alejas
apenas un universo
y en la distancia naufragamos
en recta paralela
como témpanos en reposo
como témpanos divagando
a mar abierto
donde no hay clemencia
donde ya no se escucha
mi último ruego
y me dejas confinado
a la eternidad
del anónimo preso
con mi quimera
y mi silencio.


Gandhi Hernán

No hay comentarios:

Publicar un comentario