viernes, junio 8

Punto positivo


El que mucho abarca, poco aprieta.


No creo que alguien se atreva a decirme que esto es una mentira. Bien me lo dicen mis padres desde chica… puedo incluso apostar que ya se los habían dicho a ustedes también; pero no, hasta que se nos empieza a caer el cabello del estrés, entendemos.


Ciertamente hoy vivimos apresurados, parece que pensamos que dejar un espacio libre en nuestra agenda está mal y buscamos de sobremanera mantenernos ocupados y corriendo de un lado a otro por cumplir con todos nuestros deberes, que me permito decir no siempre son nuestros, pero ahí vamos a colmarnos de cosas que no nos corresponden.


Nos hemos vuelto impacientes, todo es urgente y era para ayer. Incluso cuando nos citamos con algún amigo en un café o a comer, no disfrutamos de la calidad del tiempo porque para nosotros ya pasa de una manera diferente.

Nuestro estilo de vida consta de “estirarle horas al día” por lo tanto: Comemos rápido, dormimos poco y como resultado generamos estrés y ansiedad. ¿Sabes qué ganamos con el estrés? ¡Acumularlo! Esos si para que vean son como cupones de cliente frecuente que nos regalan dolores de cabeza, dolores de espalda, mal humor, bajo rendimiento, distanciamiento y un trastorno de sueño digno de un esquizofrénico.

Pensamos erróneamente que el tener más responsabilidades o hacer más cosas nos da más poder, deseamos encontrar solución a nuestros problemas como si los días fueran un cajero automático.

He aprendido que el afán nos aleja de lo importante, acepto que cuando he estado en ese humor me he perdido de cosas interesantes, puntos de vista de personas que a veces atropellamos con nuestra prisa y esto en lugar de ayudarnos a abarcar todos nuestros intereses hace que frustremos nuestro crecimiento.


Encontré 2 características importantes que puede hasta nosotros mismos en momentos de supuesta histeria cotidiana hayamos llenado el perfil.

1.- El siempre afanado habla mal de quienes no lo están. Los conocidos adictos al trabajo se comparan con sus compañeros y sienten superioridad. Usualmente hacen alarde de su estrés como sinónimo de éxito, porque como tienen “tantos” pendientes tienden a pensar que esto quiere decir que son demasiado indispensables.

Pero, ¿lo somos? La realidad es que el balance es básico, no le vas a servir a tu empresa si te enfermas de gastritis o migraña. Puedes ser incluso el presidente de la compañía pero si te internan por un episodio de colitis no vas a poder salvar el mundo desde ahí, incluso las cosas empeorarán.

2.- El estresado siempre se victimiza. Es muy común que después de llenarse de tareas se pongan en posición de víctima o sientan que se están aprovechando de ellas. En resumidas cuentas terminan también de mal humor.

No dudo que seamos muy buenos en nuestro trabajo, cocinando, escalando, construyendo cosas y aparte tengamos ganas de aprender a hablar chino mandarín. Pero seamos conscientes que primero fue el 1 y luego el 2, primero fue la preparatoria y luego la facultad; hasta hoy no conozco a alguien que primero escribió libros y luego se aprendió el abecedario.

En la quietud descubrimos soluciones, la sabiduría se transmite a quien escucha con atención. Recuerda que la quietud no es sinónimo de inactividad, simplemente es un estado de enfoque.
Centrémonos en una cosa y la haremos bien, muchas cosas a la vez sería como repartir energía para cada una y siempre terminamos quedando mal en alguna parte.

Entonces, sobre mi experiencia viviendo “el que mucho abarca poco aprieta”, lo único que puedo concluir es: detenernos a disfrutar cada etapa, terminar cada proyecto y no creernos un comodín. El viaje es la vida, si no nos damos cuenta que lo que pasas cada minuto es la vida, entonces nunca le vamos a encontrar el final hasta que tengamos unos cuantos muchos años encima, ¿y? No hicimos nada por querer hacer todo.

P. D. Tip: si alguien alguna vez se postula aunque sea para presidente de su cubículo de trabajo, preferible y con más credibilidad enfocarse en 4 cosas que sí se vayan a cumplir, que proponer 75 (por eso de que no te las gane otro color) y no hacer nada o en el mejor de los casos hacer todo, pero todo mal.

No sé ustedes, pero yo no me creo omnipotente para poder abarcar todo; seamos diligentes en lo que nos corresponde, de ahí en fuera todo viene por añadidura.

Preferible ser fuerte en nuestra especialidad, que débil en la vida real.


No hay comentarios:

Publicar un comentario