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¿Y si nos olvidamos de las etiquetas?

Gordo-flaco, ateo-católico, blanco-moreno, rico-pobre, gay-heterosexual…. Te has preguntado: ¿qué ganamos con esto? Realmente, el ponerle una etiqueta a alguien ¿te hacer ser más o mejor que él?, bueno, seamos honestos, todos en algún momento hemos hecho un señalamiento “descriptivo” hacia otra u otras personas, pero cuál es el punto…

Bueno el punto es simplemente ser incongruentes con nosotros mismos, desde hace cientos de años nuestros antepasados han luchado por conseguir sociedades más igualitarias, en donde la base del respeto sea la tolerancia y la libertad de expresión, recordando que si una persona realiza una acción que no me genera un daño, es libre de seguir realizándola, entonces, ¿por qué digo que el punto es ser incongruentes con nosotros mismos? Porque a pesar de que comulgamos con la idea de la libertad, el respeto y la tolerancia, no la practicamos, día a día somos partícipes de juicios, burlas y señalamientos hacia personas que son diferentes a nosotros, juzgamos porque es fácil tratar de humillar a alguien, más si ese alguien no tiene ningún lazo directo (sea familiar, amigo, pareja, etc.).

Hagamos un poco de historia: Las culturas antiguas manifestaban rechazo y desprecio hacia otros pueblos y hacia los extranjeros, sin embargo el racismo como tal, es un concepto moderno que tiene sus primeras manifestaciones en Europa y en las colonias españolas de América, durante la Edad Moderna.

En el siglo XVI existió la llamada doctrina de la limpieza de sangre, fue un sistema de discriminación fundamentado sobre el pensamiento de Aristóteles, el cual consistía en la diferenciación entre personas de sangre "pura" y personas a los que se les atribuía tener la sangre "impura" o "manchada" o "mezclada" con la población conversa.

En el siglo XIX surge en Europa el racismo bíblico, en el cuál la Biblia indicaría que hay tres razas humanas, provenientes de los tres hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet. De Sem descenderían los judíos y árabes; de Cam, los negros; y de Jafet, los blancos. La interpretación racista de la Biblia, sostuvo que la maldición de Canaan fue una maldición de Dios a la "raza negra", por la cual ésta era condenada a servir a los blancos.

En el siglo XX, el racismo nazi comandado por Adolfo Hitler, estuvo dirigido principalmente contra las personas de origen judío y en segundo lugar contra las personas pertenecientes al pueblo gitano. El nazismo obtuvo también fuerte adhesión fuera de Alemania, en países como Estados Unidos, donde confluyó con el fuerte desarrollo del racismo estadounidense dirigido especialmente contra la minoría afroamericana; su principal empresario Henry Ford fue seguidor y ardiente difusor de la ideología nazi entre las personas de habla inglesa.

En 1948, surge El apartheid, fue un régimen de segregación racial implantado en Sudáfrica por colonizadores neerlandeses bóer, como parte de un régimen más amplio de discriminación política, económica, social y racial, de la minoría blanca de origen europeo sobre la mayoría negra aborigen, derivado a su vez del colonialismo. La palabra apartheid en afrikaner significa "segregación".

Y hoy en pleno año 2012, muchos de nosotros aplicamos el llamado racismo oculto es una forma de racismo no explícita que busca la extensión y legitimación del racismo. Muy común en cuestiones políticas, en las que según su argumentación están en contra de determinados grupos humanos bajo pretextos culturales o étnicos y en las que manipulan datos estadísticos con el fin de inferir indirectamente la inferioridad de unos grupos humanos sobre otros.

Lo más interesante es que nosotros como sociedad, y aún más en específico nosotros los gays como parte de una comunidad segregada estamos al parecer conformes con esta situación… La clasificación de las personas ha sido ampliamente usada y lo peor, aún lo es para mantener a grupos humanos en situación de sometimiento, a condiciones de vida de opresión, ignorancia y dependencia,  y acusar a estos grupos de ser inferiores cuando sólo son víctimas y no causas del problema.

Si durante años hemos luchado para conseguir que los derechos humanos sean respetados, hemos exigido que seamos tratado como personas con las mismas oportunidades y hemos pedido que se nos considere por nuestras capacidades, aptitudes y no por nuestras características, ¿por qué estamos marchando hacia el pasado?, una sociedad que evoluciona, es una sociedad que sabe convivir, que permite el desarrollo en todos los ámbitos de sus individuos y que como colectivo logran su superación.

Empecemos por nosotros mismos, cada vez que realices un juicio hacia la manera en la que alguien se comporta, es, o de donde viene, detente, analiza si es correcto y primero JUZGATE a ti, recuerda que ninguno de nosotros tiene ni el derecho de hablar ni opinar por lo que creemos es correcto para otra persona, no somos autores de la vida de esas personas y no tenemos idea de lo que viven día a día, y esas personas que nosotros vemos de manera despectiva y de las que generamos juicios de discriminación, son líderes de un movimiento que permitirá que este mundo sea un mundo mejor, son líderes del movimiento YO SOY DUEÑO DE MI VIDA, POR FAVOR DEJÁME VIVIR… Acabemos con las etiquetas.

eNeHache