lunes, mayo 21

Sueños para llevar

Pido Perdón.

Pido disculpas, pero la pluma no se resistió a mí.

Debes de perdonarme, pero soy de esos románticos que ven en unas manos un aeropuerto; en unos ojos un cielo; en una boca un infierno; en ti todo lo anterior. También soy de los que quieren despertar temprano para aprovechar el día en pensarte y a la vez, dormir temprano para soñarte. Soy de los que se mete en poemas por quererte versar, de los que busca sin parar la mejor de las rosas y entregarme a ella. Soy de los que dedica su vida en vez de canciones. También es cierto que soy de los que llega y se va; vuela y vuelve al vuelo de tus pasos. También es cierto que no soy un poeta, pero soy el único que te escribe. Lo que sí no es cierto es que no sé amar. Mienten.
¿Y cómo no escribirte, si tu espalda es un blanco perfecto?

Y es que entonces no hay un mejor viaje que aquél que termina en tus ojos, mejor canción que tu respiración, mejor pintura que tu sonrisa y mejor ilusión que la mía. Tus demonios suelen decir que no eres para mí. Idiotas, no han visto cómo provoco la mejor de las sonrisas en tu boca; no han visto cómo mis manos buscan las tuyas; no han visto todo lo que yo veo en ti.

Un día como hoy, hace meses atrás, me sorprendí por completo. Y es que nunca lograré entender cómo puede caber tanto futuro en tu pecho, cómo puede subirme y bajarme en un dos por tres tu saludo, y claro también, cómo puede caber tanta grandeza en tan pequeñísimo nombre. No lo entiendo, y sinceramente, no pretendo hacerlo. Solo soy lo que eres cuando soy contigo, ¿Entiendes? Mi corazón sí.

Pido disculpas por causarte controversias, por quererte de lejitos pero de cerca, por sonreír cuando me sucedes, por escribirle a quien no sabe, por versarte hasta la sombra. Pero verás, la pluma no se resistió a mí.

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